Este era uno de esos postres que deseaba preparar desde hace mucho tiempo, su sabor era toda una incógnita para mí, aunque había probado la tarta de queso y calabaza en Magnolia Bakery, nunca había probado el pastel de calabaza. Hace unos días lo preparé y la verdad nos ha encantado, por supuesto mantiene ese dulzor tan característico que nos ofrece la calabaza, pero con un punto para mí distinto y es que aunque la calabaza me encanta, siempre la he tomado en versiones saladas, excepto los Pumpkin Rolls que preparé hace un tiempo, que por cierto nos fascinaron.
Reconozco que no es un sabor con el que estemos especialmente familiarizados en nuestros postres, pero que una vez lo pruebas te seduce y te hace añadirlos a más y más preparaciones, como unas muffins, tarta de queso, buns, tortitas y un largo etcétera.

Hoy como podéis comprobar sigo con mi desfiles de grandes clásicos de la repostería, nuevamente toca la gastronomía norteamericana, que aunque es muy popular para muchos de nosotros y la hemos escuchado cientos de veces, es una gran desconocida para otros tantos, incluso se magnifica y se siente lejana por su "dificultad", nada más lejos de la realidad. Mi humilde pretensión es acercarla a todos y eliminar las fronteras geográficas para hacer una gastronomía más plural y enriquecernos todos con un poco de aquí y de allá.
Este "pie" es uno de los postres típicos del día de "Acción de Gracias" que celebran los norteamericanos. Es la mayor celebración de año en los Estados Unidos y Canadá, ya que la celebran todas las personas, sin importar su origen o creencias religiosas. Se celebra el cuarto jueves del mes de noviembre, y se prepara con una gran cena en la que se reúne toda la familia.
El origen de esta tradición, se remonta al tiempo en que los peregrinos de la embarcación del Mayflower llegaron a Massachusetts, en Estados Unidos en noviembre de 1620. Estos hombres carecían de recursos y comidas para afrotar el duro invierno de esa región, así que les tomó por sorpresa tan dura estancia, incluso casi la mitad perdieron su vida. Los pocos que sobrevivieron fue debido a la ayuda que recibieron de los nativos de la zona. Los indígenas fueron los que enseñaron a los peregrinos a sembrar y cultivar las nuevas tierra, se dice que aprendieron a cultivar maíz y calabazas. Al terminar el otoño decidieron hacer una gran celebración para dar gracias por su cosecha. A ellas asistieron no sólo los peregrinos sino los indios que tanto les habían ayudado.
Aunque la tradición data de 1621, su celebración como día de fiesta oficial es más reciente. En 1789, el primer presidente de los Estados Unidos, George Washington, fué el primero que designó ese día como fiesta nacional, luego Abraham Lincoln sería quien designara el día, el último jueves de noviembre de cada año sería el Día de Acción de Gracias. Pero en 1939, debido a la cercanía con las celebraciones navideñas, las cuales se iniciaban a primeros de diciembre, con el popular comercio que estas fiestas acarrean, el Presidente Franklin Roosevelt cambió el día festivo al cuarto jueves de noviembre, para ampliar la distancia entre ambos día festivos.
Su elaboración es muy sencilla como comprobaréis a continuación, no es más que una mezcla de puré de calabaza, huevos, nata o leche, azúcar y especias (que generalmente consiste de canela, jengibre, pimienta y clavo), por supuesto las especias podéis adaptarlas a vuestros gustos, yo personalmente añado un poco más de canela.
Esta receta está elaborada con azúcar moreno, pero también podéis ponerle azúcar blanca (quedará con más dulzor), o si lo preferís mitad y mitad.
Aprovecho también para deciros que mañana nos vamos a Madrid, hasta el viernes, mezcla de trabajo y ocio, después de concluir el cierre anual, que alguno de vosotros sabréis de que os hablo, estos días serán de pura relajación. Nos vemos a la vuelta
Receta de Pumpkin Pie
Para el relleno:
1 taza (135 gr.) de azúcar moreno
1 cda. de maicena
1/2 cdta. de sal
1 cdta de jengibre molido
1'5 cdta de canela
un pizca de clavo molido
1 y 1/2 tazas (400 gr.) de puré de calabaza
3 huevos grandes + 1 huevo para el esmalte
1 y 1/2 tazas (300 ml.) de leche evaporada
1 cda. de nata para repostería.
Para la masa:
2 y 1/2 de harina de repostería
1 cdta de sal
2 cdta. de azúcar
1 taza (224 gr.) de mantequilla
1/4 taza (60 ml.) de agua helada
Lo primero que haremos será preparar nuestra masa, yo la hice en la KA, pero la podéis hacer en cualquier amasadora o a mano, según más os guste. Para ello ponemos en el bol de la batidora (accesorio pala) la harina, la sal y el azúcar, mezclamos unos segundos. Añadimos la mantequilla cortada en cuadrados (la cual debe de estar muy fría) y mezclamos en velocidad media hasta que la masa parezca migas de pan, un minuto o dos como máximo. Con la máquina en funcionamiento agregamos el agua lentamente, y seguimos batiendo hasta que la masa presente una textura densa y no quede pegajosa, no amasar más de 30 segundos.
Sacamos la masa, la amasamos ligeramente, hacemos una bola con ella y aplanamos un poco. La envolvemos en film transparente y la dejamos enfriar 1 hora. Si os sobra masa, podéis congelarla (hasta 1 mes).
Mientras tenemos nuestra masa enfriando, precalentamos el horno a 215 y preparamos nuestro relleno, para ello pondremos en un bol, el azúcar, la maicena, la sal, el jengibre, la canela y el clavo, integramos los ingredientes y añadimos el puré de calabaza, junto con los huevos ligeramente batidos, mezclamos todos los ingredientes con unas barillas hasta que estén bien integrados.
Seguidamente añadimos la leche evaporada y batimos nuevamente hasta que estén todos los ingredientes bien integrados. Reservamos.
Extendemos nuestra pasa sobre una superficie ligeramente enharinada y estiramos, engrasamos levemente nuestro molde y ponemos la masa sobre él, recortamos la parte sobrante con unas tijeras y decoramos a nuestros gustos los bordes.
Batimos el huevo junto con la nata y pintamos los filos de la masa. Incorporamos nuestra mezcla y lo metemos en el horno durante 10 minutos, pasado este tiempo, bajamos la temperatura a 175 y lo dejamos hornear 30 minutos más. Lo dejamos enfriar sobre rejilla.